Hace cinco años Daniela Spalla lanzó un disco decisivo sobre la ruptura, al que todos deberíamos acudir cuando tenemos el corazón roto
“Lo dijiste claramente: no querías, no podías imaginarte un futuro junto a mí”. Así, de frente, describe Daniela Spalla el sentimiento del desamor, la sensación definitiva en la que, sin ningún aviso, tu vida cambia para no volver a ser la misma.
Camas separadas de la argentina Daniela Spalla es un disco que narra a la perfección el resquebrajamiento de una relación de pareja, desde el dolor inicial de la sorpresiva decisión, pasando por la aceptación y resignación, hasta el agradecimiento por lograr amar y haber sido amado.
“Estábamos tan bien” es el tema con el que comienza el disco: no me di cuenta en qué momento dejaste de estar aquí, en nuestra relación, dice Spalla y añade: “cómo me dejaste de amar”, con la curiosidad de quien no puede aceptar la nueva realidad. Al principio del desamor, esa pregunta no deja de resonar, pues la respuesta nunca se hallará. Para los que hemos estado en esa situación, encontrar a alguien que se hace la misma e insistente pregunta que nosotros nos ayuda a entender lo injusto de las relaciones de pareja: para comenzar, ambos deben estar de acuerdo; para terminar, basta con uno.
Spalla continúa con la solicitud que sólo la rendición total de la fuerza puede hacer, “Vete de una vez” reclama la dignidad y el valor de terminar las cosas por fin. Aceptar el daño que envuelve una situación de retorno eterno y poder decir “basta” es el primer paso de la larga recuperación. Luego, y tras los de los días de aceptación, llega el “Insomnio” en el que los recuerdos comienzan a diluirse, los rostros, las sonrisas, el lenguaje; la esperanza ya resignada que confunde al anhelo por la noche.
La argentina continúa la recuperación y describe en “Costa rica” cómo se asume la pérdida: “lo nuestro se ha secado lentamente bajo el sol de todo un año, fue largo terminarlo, pero ya estamos llegando al otro lado”. En los primeros días de la ruptura, nunca pensamos llegar a ese momento, el de querer y poder soltar a esa persona, la que por un largo tiempo significó el refugio del mundo que necesitábamos y que nunca pensamos que tendríamos que dejar en el camino.
Pero, avanzando en el recorrido del disco llega “Transatlántico”: la inevitable recaída, la que te atrapa una vez que pensaste que habías alcanzado la superficie. Lo cruel del duelo es que nunca es lineal. Daniela Spalla regresa a la pregunta y es incisiva: “Dime cómo piensas borrarme. ¿Vas a hacerlo por partes, día a día, o directo a sangre fría?”. Cómo esconderás lo que dejé en ti por tanto tiempo, cómo avanzas todos los días sin mí. Esos cuestionamientos que nunca se satisfacen, pero que corren inevitables a través de la recuperación.
En “Pinamar”, Spalla narra el recuerdo de los veranos en que el tiempo se detenía para volverse la eternidad que sostiene a los amantes. Recuerdo lejano que sólo podría volver por la potencia de la ilusión. El anhelo se mantiene, pero el tiempo diluye la posibilidad.
Luego de ello, la cantautora argentina reconoce que el cambio es la constante en la duración de las cosas a través del tema “Los de siempre”. El viento cambia quienes somos y encender la luz apura la urgencia de asumirlo. Cambiamos “y eso nos está matando”.
Al acercarse el final del álbum, Spalla deja de llorar la soledad en “Volverás” y acepta la pérdida de un amor que ahora pertenece al más allá. Una despedida que busca quedarse con el beso del final, con los recuerdos menos dolorosos, los que al alma hacen sostenerse. “Canción decente” es una declaración de amor resignado, de amor pausado, un adiós que no niega el colapso del universo que a veces significa la ruptura, sino que habla del dolor que implica y de las inevitables memorias que se alojan en los dos amantes que se separan.
Para terminar el álbum, Daniela Spalla anhela un “Viaje a la luna”, uno que borre y aniquile el pasado. Olvidar a la persona que amamos tan intensamente para apagar su ausencia, un deseo tan imposible de cumplir que se hace arte a partir de él: es el Eterno resplandor de una mente sin recuerdos.
En 2018 Daniela Spalla escribió un disco al que poder acudir quienes alguna vez hemos tenido el corazón roto, quienes alguna vez hemos amado profundamente. Sobrevivir una ruptura amorosa no es algo sencillo, pues construyes un universo particular con esa persona y al terminarlo se derrumba poco a poco el hogar al que podías regresar cada vez. El desamor es una emoción tan fuerte que detiene nuestro mundo interno mientras el externo continúa sin parar. El desamor, la ruptura, es una constante pregunta, una constante incertidumbre y una constante soledad de la que una sólo se puede recuperar poco a poco a través de lo único que permanece intacto en el tiempo: la música.
Daniela Spalla se presentará el próximo 8 de febrero de 2024 en el Auditorio Nacional de CDMX, puedes encontrar boletos aquí. Sigue la cobertura que tendremos en Ídolos.