Aprovechando el regreso de White Lies a México, acá dejo una anécdota de cómo conocí a la banda en Corona Capital 2022.
Por: Arantza Minami
Fue hace poco tiempo que conocí a White Lies. No, no me encontré con la banda en el aeropuerto ni platiqué con ellos, tampoco los vi en el famoso restaurante que sirve comida miniatura a precios exorbitantes (y que además los usuarios de internet tenemos la seguridad de que enferma a los músicos extranjeros). No, conocí a White Lies en el pasado Corona Capital 2022.
Pero, ¿cómo es que apenas conoces a una banda que toca desde 2007? podría preguntarme usted, amable internauta y es que, aunque la década de los dosmil se vea cercana, ya han pasado 16 años de ese momento. La verdad, admito, nunca me di el tiempo de escuchar a la banda londinense, ni siquiera cuando el disco To Lose My Life llegó a mí en forma de regalo, en expresión de amor. Nunca le puse demasiada atención y así pasó mi vida, sin demasiada preocupación al respecto.
Pero, fue un día, específicamente un 18 de noviembre de 2022, que mi vida cambiaría. Aquel viernes, ante la expectativa de ver a otras bandas que se presentaría posteriormente, White Lies saltó al escenario y decidió dar uno de los espectáculos con más fuerza que puedo evocar. Claro está, yo tenía unas cuantas bebidas embriagantes en mi cuerpo y, sin embargo, recuerdo nítidamente la luz blanca que anunciaba a la banda y el reflejo en los rostros de la gente a mi alrededor; comenzaron las primeras notas de Death y aquello se cimbró con gritos y cantos frenéticos. Estaba presenciando la alegría de volver a cantar con 100 mil extraños una canción que habla de ti y contigo, de todos y con todos, algo que nos había arrebatado el cliché de la pandemia.
Llevaba también algo de dolor en mi existir aquel día y temía acrecentarlo escuchando esas canciones que en algún momento habían llegado a mí de una amorosa forma que ahora se disipaba lentamente en recuerdos. Increíblemente, lo enfrenté y podría decir que salí victoriosa, pues fue en ese momento que descubrí a una banda brillante, con una fuerza en la voz que me hacía sentir en el estudio de grabación y, al mismo tiempo, la melodía de las guitarras me regresaba a un festival de rock, como los de antes, como cuando importaba la música. Y el bajo y la batería indicaban el ritmo de las palpitaciones de besos furtivos esa noche. Y así conocí a White Lies. Y así me prometí verlos de nuevo cuando regresaran a esta ciudad.
Conocer a una banda nunca tiene que ver con el tiempo, al menos no con el sentido cronológico que entendemos. Un día simplemente comprendes música que quizá en otro momento no podrías haberlo hecho, un día te enfrentas a una presentación en vivo y sales convencido de que debes volver, una y otra vez. Por eso, los shows en vivo nos mantienen ahí todavía, a pesar de todo, porque en un concierto nunca sabes qué puede pasar, siempre existe la posibilidad. En un concierto puedes conocer a una banda como White Lies y puedes, también, conocerte a ti.
Vayan a encontrarse con la posibilidad en White Lies el 20 de septiembre, Pepsi Center, boletos todavía disponibles AQUÍ. Sigue la cobertura a través de Ídolos.