La banda ofreció un concierto de casi 3 horas en el que el público se entregó de principio a fin
La noche del 4 de octubre, La Gusana Ciega se presentó en Ciudad de México en el Auditorio Nacional con un show muy especial (y largo) que enmarcó el lanzamiento de su próximo disco, Jaibol II.
Aproximadamente a las 21:45, Daniel, Lu y Germán salieron, en compañía de los músicos quienes los acompañan, para presentarse ante un público que fielmente los ha seguido durante toda su trayectoria, incluidas las pausas y cambios de integrantes.
La banda tenía preparado un show muy especial, pues a lo largo de casi 3 horas, trataron de abarcar canciones “viejas”, éxitos clásicos y contemporáneos, y los temas del nuevo disco, algunos nunca antes interpretados, además de los correspondientes sencillos.
Dentro de esos clásicos ya antiguos, la banda tocó “Celofán”, una versión mucho más rápida de lo habitual de “No puedo verte” y “Venus en la arena”, que según Daniel Gutiérrez, vocalista de la banda, fue interpretada a petición del público, quienes siempre la piden.
Las canciones nuevas convencieron a los asistentes, pues si algo caracteriza a la Gusana es su capacidad para darle su personalidad a los temas que coverean, ejemplo de ello sus dos jaiboles. “Tuyo”, “Flor sin retoño”, “Algo tonto”, “Eres”, “El pasadiscos”, “Pecador”, “Quizás, Quizás, Quizás” y “¿Usted qué haría?” fueron los temas que celebraron al nuevo disco, mientras que de su volumen 1 se desprendieron la ya clásica “Hey!”, “Vivir así es morir de amor”, “Te acordarás de mí” y la canción con la que finalizaron el show, “Yes, Sir, I Can Boogie”, con todo un moonwalk y medley de Billie Jean por parte de Daniel Guitérrez.
Por supuesto, hubo temas que no podían faltar, como “Giroscopio”, “Tornasol”, “Ella estrella” y algunos otros nuevos clásicos como “Tú volverás”, “Conejo en el sombrero”, “San Miguel” o “Pasiflorine”, tema que fue interpretado con Sandra Echeverría, quien desafortunadamente no estuvo a la altura de la fuerza interpretativa que una canción tan seria requiere. En contraste, una de esas canciones que la Gusana tiene para exaltar las emociones más profundas, “Dulce y amargo” hizo rodar las lágrimas de algunos asistentes, pues la banda supo captar con su interpretación la impotencia de extrañar.
Tras su presentación, uno de los pensamientos que se suceden al ver a una banda como La Gusana Ciega y un show como el que ofrecieron en el Auditorio Nacional, es que la honestidad de un grupo se mide en su actuación en vivo. Así, existen bandas tan consolidadas en la industria musical que poco innovan en sus actuaciones, que se conforman con tocar los mismos temas, una y otra vez, de la misma forma, en el mismo orden, cumpliendo únicamente “con su trabajo”. La Gusana Ciega es una banda que, tras tantos años de carrera, entiende la necesidad, tanto propia como de su público, de reinterpretarse cada vez, de adaptarse, de cambiar, de probar y de arriesgarse.
Se nota en el escenario que su compromiso es con la música, con el público, y que se lo toman tan en serio porque siguen disfrutando en cada compás que tocan. Tanto sigue siendo su vínculo humano con la música que hasta pueden darse el lujo de equivocarse, como sucedió cuando Daniel olvidó la letra de “¿Usted qué haría”, algo que el público suele apreciar, pues expresa lo imperfecto (y por ello muy humano) dentro del arte. Todo ello, sin duda, es algo difícil de lograr, por lo que resulta esperanzador asistir a conciertos en que la banda cree en su música y en la magia de un público que canta.
¡Salud por otro exitoso jaibol!
Sigue en las redes de Ídolos.