Keane se presentó anoche en el Palacio de los deportes
Ayer por la noche se llevó a cabo uno de los shows más esperados del año, cuyas localidades fueron anunciadas como sold out desde que salieron en preventa; era el anhelo de miles fans celebrar el vigésimo aniversario de uno de los discos que marcó la primera parte de la década de los 2000, el Hopes and fears de Keane.
Derivado de la puntualidad inglesa, el concierto comenzó como había sido prometido y a las 21:00 h los británicos salieron a un escenario apenas intervenido como pantallas blancas que recordaban los primeros videos de la banda.
“Can’t stop now” fue el tema que inició la aventura nostálgica y luego de ello la piel nunca dejó de responder a la dulce voz de Tom Chaplin. Cada verso de cada canción fue coreado mientras los vellos del cuerpo se erizaban. “Bend and break” y “Nothing in my way” hicieron que el público se emocionara aun más y cuando llegó el turno de “Everybody’s changing”, la fuerza de la simbiosis entre música y letra conmovió a todos los asistentes.
Keane lucía cálidamente complacido con el amor que demostraba el público mexicano, incluso mencionaron que aquello era simplemente abrumador. Una bandera nacional apareció en el escenario y Chaplin la colocó en el stand del micrófono, gesto que los fans agradecieron con gritos y aplausos, pues el cariño es absolutamente mutuo.
Dado que esta gira de Keane celebra los 20 años de sus discos debut, la banda británica interpretó un tema que según sus propias palabras nunca antes había sido tocado en vivo, “Untitled 1”, una de las canciones más introspectivas de los músicos, cuya influencia de bandas como Radiohead es innegable.
Ya avanzado el show, la banda tocó temas del disco Under the iron sea como “Is it any wonder?” Y “Crystal ball”, ambos cantados al unísono por un Palacio de los deportes que respondía a la música de una generación.
Antes del breve descanso que los británicos tomaron, las primeras notas de “Somewhere only we know” sonaron y los recuerdos de los miles de asistente se agolparon al mismo tiempo que los acordes del piano. 20 años habían pasado desde aquella ocasión en que nos habíamos encontrado por primera vez. 20 años de ir a un lugar que sólo conozcamos nosotros.
Tras el suceso de interpretar su icónico primer sencillo, Chaplin y compañía hicieron una pausa para volver con la total fuerza de un tema que recuerda que, irremediablemente, todo acaba: “We might as well be strangers”, y luego de “Sovereign Light Café”, Keane se despidió del público mexicano con “Bedshaped” para prometer que volverían pronto.
Las luces se encendieron y los pasos para salir se dieron. Mientras, en mi cabeza resonaba lo que mi acompañante me dijo al llegar: “estos sí son de tus tiempos”, y sí; qué buenos fueron aquellos tiempos, aunque los de ahora parecen mejores.
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